Por Manuel Arroyo
Según Carglass, el modelo X de Tesla tiene el honor de ser el automóvil que monta el parabrisas más grande del mundo. Este modelo lleva el concepto de parábolas panorámicas, aquellos que se extienden y cubren parte del techo del vehículo a otro nivel.
De hecho, la marca se denomina «Big Sky» (gran cielo). Gracias a él se consigue una gran visibilidad, además de un habitáculo muy luminoso y una enorme sensación de espacio.
Elon Musk, CEO de Tesla, asegura que «este artículo ofrece una experiencia única de conducción, similar a la que se experimenta en la cabina de un helicóptero». Para evitar los deslumbramientos por el sol, no hay elementos metálicos para mejorar la conectividad del auto.
El modelo X tiene nada menos que los metros cuadrados de la superficie y está fabricado por el especialista AGP, que dispone de una tecnología propia para la conformación de los elementos del vidrio hasta los cuatro metros cuadrados de la superficie.
En el lado opuesto, el Mercedes-Benz SLR Stirling Moss tiene el parabrisas más pequeño que han sido fabricados en los últimos años, un «honor» que comparte con algunos deportes artesanales británicos, que también funciona en una configuración de doble deflector frontal.
Según la definición de la palabra, un artículo es un «bastidor con cristal que lleva el automóvil en su parte delantera para resguardar a los viajeros del aire cuando el vehículo se pone en movimiento».
Y, efectivamente, los pequeños deflectores que incorporan este modelo están orientados a desviar el flujo de aire y dar un pase por encima de la cabeza de los dos ocupantes del deportivo de Mercedes.
Eso sí, estas mini parabrisas no ofrecen ninguna protección en el caso de vuelco, como sí lo hace un parabrisas convencional, que aporta hasta el 30% de la resistencia de la estructura del vehículo y es un elemento clave para evitar el hundimiento del techo en caso de vuelco.
Ni tampoco están disponibles como apoyo del airbag del acompañante cuando éste se despliega.