Los chinos andan por el mundo con dinero fresco, y con billetes en la mano pueden convencer hasta el ex diseñador de BMW, Chris Bangle, para diseñarles un automóvil eléctrico, para su proyecto «Redspace», de entornos urbanos.
Bangle dejo su escritorio de BMW en 2009, y se estableció y comenzó su propia empresa de diseño, formando Chris Bangle Associates. Desde entonces, la compañía ha diseñado edificios y arte, pero nunca un automóvil. Hasta ahora.
Y ahora llega el diseño del «REDS». No sé de qué parte del equipo de diseño de BMW haya salido Chris Bangle, para diseñar un automóvil tan feo, que incluso hace doler la vista.
Considerado como un nuevo lenguaje visual para los EVs, el REDS (abreviatura de Redspace) es un espacio de algo que se convirtió en un automóvil.
Este proyecto desarrollado por Bangle y su equipo para CHTC (China Hi-Tech Group Corporation), todavía no es considerado por la compañía a un auto de concepto ya que fue un ejercicio de diseño.
Pero según sus creadores, es la primera fase de un programa con el objetivo de comenzar a fabricar en el corto plazo.
Ligeramente más largo que un Smart Fortwo pero con un radio de giro más pequeño, el REDS aparentemente puede acomodar a cuatro adultos cuando se mueve y a cinco cuando se detienen.
Por ahora no se menciona lo que se supone que debe hacer la quinta persona una vez que el tráfico comienza a moverse.
De todos modos, la descripción del vehículo continúa diciendo que tiene espacio para una o dos maletas dependiendo de la configuración, y tiene un asiento del conductor giratorio, incluso con las puertas cerradas.
El comunicado da poca mención de la capacidad de la batería u otros detalles técnicos, aunque se describe como una máquina de tracción trasera. La batería aparentemente es compatible con el techo de panel solar más grande en su categoría.
Bangle menciona en el comunicado de prensa, que el automóvil fue concebido y fabricado para aprovechar al máximo la vida en las megaciudades chinas, donde un automóvil no está en movimiento el 90 por ciento del tiempo.
Por Enrique Kogan.