La urgente necesidad de que la movilidad y la seguridad vial caminen definitivamente de la mano es esencial para atajar, de una vez por todas, un problema que nos afecta a todos y cada uno de los que componemos la sociedad. Todos somos parte del problema y, a la vez, de la solución.
Cada día, millones de personas en todo el mundo utilizan vehículos para desplazarse de un lugar a otro y, lamentable e ineludiblemente, esta interacción implica riesgos y muertes.
“Esta semana que va del 15 al 21 de mayo estamos celebrando la VII Semana Mundial de Naciones Unidas bajo el lema #RepensarLaMovilidad. Y precisamente, la nueva Directiva Europea sobre permisos de conducción está repensando y replanteando importantes mejoras para lograr personas formadas y capaces.
Algo ya recogido en la Estrategia de Seguridad Vial 2030 de la Dirección General de Tráfico”, afirman los impulsores de la Plataforma Seguridad Vial 2021-2030.
“Los siniestros viales causan 1.300.000 muertes cada año en el mundo, de las que alrededor de 25.000 se localizan en Europa, y concretamente entre 1.500 y 2.000 personas fallecen en las calles y carreteras españolas.
Cifras inasumibles y aún lejos del objetivo cero fijado para 2050. Por tanto, la seguridad vial es una responsabilidad compartida no solo por la parte que afecta a los conductores, sino también por los legisladores, las autoridades y la sociedad en general, lo que hace esencial trabajar juntos para crear un sistema de movilidad más seguro y sostenible para todos”, apunta el doctor Ignacio Lijarcio, Investigador del INTRAS en la Universidad de Valencia.
Con esta premisa de la responsabilidad compartida por todos los actores que componemos la sociedad se ha reabierto el debate y puesta en común para que la nueva Directiva Europea sobre permisos de conducir no pierda la oportunidad de mejorar la seguridad vial para reducir los siniestros viales en toda la Unión Europea.
El principal objetivo de esta Directiva es establecer un marco armonizado para la formación y evaluación de los conductores en toda la Unión Europea, asegurando que todos estén adecuadamente preparados, formados y equipados para afrontar los desafíos que presenta la movilidad, logrando que sea definitivamente un concepto asociado a la seguridad.
La seguridad vial, eje de la nueva Directiva Europea de permisos de conducir
En general, la nueva Directiva Europea sobre licencias de conducción es el resultado de un esfuerzo de colaboración entre las diferentes instituciones de la Unión Europea y refleja el compromiso compartido de mejorar la seguridad vial y crear un sistema de movilidad más sostenible para todos.
El Consejo de la Unión Europea, el Parlamento Europeo y la Comisión Europea han trabajado conjuntamente, analizando y debatiendo sobre la nueva Directiva sobre permisos de conducir, para desarrollar una propuesta de marco armonizado para la formación y evaluación de los conductores con la finalidad de reducir los siniestros viales, enfatizando el valor crucial de la seguridad vial, basada en la necesidad de mejorar las habilidades, el conocimiento, el comportamiento y la aptitud médica de los conductores.
Las instituciones europeas abogan de este modo por un fortalecimiento del marco jurídico de la Unión en materia de seguridad vial, ya que a pesar de los avances significativos en la Unión Europea durante las últimas dos décadas, el progreso no ha alcanzado las expectativas ni los objetivos, generando esta urgente necesidad.
Atendiendo a esta ineludible demanda para encaminar los esfuerzos en el sentido correcto, el Parlamento Europeo adoptó en 2021 una Resolución sobre el Marco de la Política de la Unión Europea en base a la agenda de Seguridad Vial 2021-2030, instando a la implementación de normas más rigurosas para la formación de conductores.
De este modo se reconoce que la capacidad, el conocimiento, el comportamiento y la aptitud médica de los conductores son factores influyentes y determinantes en muchos siniestros viales, y que un número preocupante de conductores en las carreteras presenta un riesgo, en ocasiones elevado, debido a su falta de competencia para conducir.
“Esta situación se ve agravada, en múltiples ocasiones, por la incorporación continuada de conductores noveles que a menudo carecen de las habilidades, conocimientos y conciencia de los riesgos, poniendo de manifiesto que los requisitos para obtener un permiso de conducción no están adecuadamente alineados con los objetivos de seguridad vial” argumenta, desde el INTRAS de la Universidad de Valencia, el doctor Ignacio Lijarcio.
“Como solución más eficaz para la consecución de estos objetivos se apunta la mejora de las habilidades, el conocimiento y la experiencia de los conductores, la disminución y penalización de los comportamientos peligrosos, la garantía de una adecuada aptitud física y mental de los conductores, y la eliminación de barreras innecesarias o inapropiadas que afectan a los titulares y solicitantes de permisos de conducción”.
Solo de este modo la iniciativa logrará el objetivo de aumentar la seguridad vial, facilitando la libre circulación de personas por todo el territorio europeo, a la vez que contribuye a una movilidad más sostenible y adaptada a los nuevos avances tecnológicos, afirma Luis Montoro, Catedrático de Seguridad Vial y Presidente de Honor de FESVIAL
La conducción eficiente, otra asignatura pendiente en Europa
Además, la Directiva se alinea con la Estrategia de Movilidad Sostenible e Inteligente de la Unión Europea, subrayando que el estilo de conducción puede tener un impacto considerable en las emisiones de contaminantes atmosféricos, ruido y micro plásticos.
Por lo tanto, es fundamental que la formación de conducción capacite a los conductores para reducir su contribución a las emisiones con una conducción eficiente y los prepare para manejar vehículos de cero emisiones.
La transposición nacional debe ser efectiva y respetuosa con los objetivos europeos
La transposición nacional de la Directiva presenta desafíos sobre los que hay que trabajar para que no sólo se cumpla el objetivo final a nivel Europeo, sino que se traduzca en la responsabilidad efectiva, respetando los análisis y objetivos establecidos por las instituciones europeas por parte de todos y cada uno de los estados miembros.
“La armonización de las normas relativas a las pruebas de conducción y la concesión de permisos de conducción, la especificación de los conocimientos, habilidades y comportamientos asociados con la conducción de vehículos de motor, la estructuración de las pruebas de conducción en base a estos conceptos, y la definición de las condiciones mínimas de aptitud física y mental para conducir vehículos son elementos clave de esta Directiva” subraya Javier Llamazares, presidente de Fesvial y cofundador de Seguridad Vial 2021-2030.
Cada uno de estos aspectos juega un papel vital en la mejora de la seguridad vial y la sostenibilidad de la movilidad, y no debe ser ignorado o minimizado en la transposición, para garantizar que la formación de los conductores sea rigurosa y completa, y que los exámenes para obtener un permiso de conducción sean exigentes y reflejen plenamente los objetivos de seguridad vial marcados, afirma Mar Cogollos, directora general de AESLEME.
La transposición inadecuada o incompleta de la Directiva arriesgaría la seguridad vial
En España, por ejemplo, donde la formación vial no está reglada, una transposición adecuada o completa implicaría la introducción de regulaciones que exijan una formación más completa, lejos de modelos memorísticos, centrada en la obtención de conocimiento, buenos comportamientos y el desarrollo de aptitudes médicas básicas.
La evaluación también tendría un enfoque más amplio, para asegurar que los conductores no sólo han interiorizado la información, sino que también la comprenden y son capaces de aplicar los principios de la conducción segura y sostenible.
“La transposición inadecuada o incompleta de la Directiva no sólo estaría en contra de su propio espíritu, sino que también podría poner en riesgo la seguridad vial y la sostenibilidad del transporte en la Unión Europea”, señala Luis Montoro, “por lo tanto, es esencial que todos los Estados miembros se comprometan a implementar plenamente y de manera efectiva la Directiva en su legislación y prácticas nacionales”.
Desde la Universidad de Valencia, Ignacio Lijarcio apunta en este sentido que “es fundamental que cada país tome medidas para garantizar que los conductores reciban una formación adecuada y un examen riguroso antes de obtener un permiso de conducir.
Además, los países deben garantizar una implementación efectiva de la nueva directiva, incluyendo el establecimiento de sanciones claras y efectivas para aquellos que violen las normas”.