La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha sido vista en gran parte del mundo como un acto de crueldad desmedido, y el mundo del motor no ha mirado para otro lado.
Tanto pilotos y campeonatos de automovilismo, como numerosos fabricantes de automóviles, han mostrado su apoyo al pueblo ucraniano de distintas formas, aunque ello los haya llevado a romper acuerdos o incluso a dejar de operar en Rusia.
Una de las primeras empresas en mover ficha, cuando ni siquiera había pasado un día después de la entrada de las tropas rusas en Ucrania, fue el equipo americano de Fórmula 1 Haas, el único que contaba con un piloto ruso en su alineación, Nikita Mazepin.
De un día para otro, Haas decidió retirar todos los patrocinadores rusos – vinculados al padre de Mazepin, oligarca cercano a Putin – de su decoración y de todos los documentos oficiales de la escudería, incluida la página web oficial del equipo.
Solo una semana más tarde, Mazepin fue despedido de la escudería americana y por ello no participará en la temporada 2022 de F1.
Legalmente podría haberlo hecho, puesto que la FIA permitió la participación de pilotos rusos y bielorrusos en los campeonatos que están bajo su paraguas, siempre y cuando lo hicieron con una bandera neutral, sin mostrar símbolos nacionales o en apoyo de su país, y firmaran una carta donde se comprometieran con los términos de paz de la Federación.
La guerra en Ucrania ha tenido otros efectos adicionales tanto en la F1 como en otros campeonatos de talla mundial, dado que el Gran Premio de Rusia de F1 ha sido definitivamente cancelado, así como la prueba de la Copa del Mundo de Turismos o la Copa del Mundo de Drifting que tenían previsto competir en el país. Patrocinadores rusos implicados en F1, como el antivirus Kaspersky, también ha desaparecido de la decoración de la escudería Ferrari.
La semana pasada, al inicio de los test de Fórmula 1, los pilotos de la categoría reina del automovilismo pidieron el fin de la guerra con una pancarta gigante, donde se leía “No War (No a la guerra)” en la recta de meta del Circuito de Bahréin. Sebastian Vettel, director de la Asociación de Pilotos (GPDA) ha llevado durante los últimos entrenamientos un casco con los colores de la bandera ucraniana y el mismo lema.
En el Mundial de Rallys también se han sentido las consecuencias del conflicto: el piloto ruso Alexey Lukyanuk, bicampeón europeo de rallys y con familiares a ambos lados de la frontera, ha decidido dejar de competir en el WRC mientras la guerra continúe.
“No es momento de competir”, dijo en redes sociales. El equipo oficial Suzuki del Europeo de Rallyes ERC ha decorado el frontal de sus coches con la bandera de Ucrania y el texto “Peace for Ukraine”.
Otro de los campeonatos más afectados es el Mundial de Resistencia y las 24 Horas de Le Mans, donde había una importante presencia de pilotos y equipos rusos que no estarán en la mítica carrera de resistencia.
La industria del automóvil, más allá del deporte, ha adoptado una postura firme alrededor de este conflicto y también ha mostrado su total apoyo al pueblo ucraniano.
Múltiples fabricantes, entre ellos Ferrari, Mercedes, Suzuki, Honda o Volkswagen Group, han decidido donar un millón de euros cada una; y otras, como IVECO, han mostrado apoyo a los empleados de la marca y al pueblo ucraniano, que se ha visto obligado a huir del país para proteger su vida y la de sus familias.
Fabricantes como Aston Martin, Ferrari, Ford, General Motors, Honda, Hyundai o Jaguar han dejado de operar en Rusia, y tanto éstos como muchos otros se han visto obligados a parar fábricas en todo el mundo por las dificultades para el transporte de materiales clave en la producción de vehículos.