En el mercado del automóvil hay muchas rivalidades entre marcas. Las más conocidas se dan entre el Mustang contra el Camaro, o la Ford F-150 contra el Chevy Silverado (con el Ram en la discordia), e incluso la rivalidad entre el Camry y el Accord.
Todos estos enfrentamientos son resentimientos que datan de larga data, con el claro beneficio del consumidor que ve las mejoras de cada rival año tras año, ya que el que se queda atrás, sabe que pierde la batalla.
Y hablando de batallas perdidas hay una muy bien registrada, y esta pelea se da sobre la economía de combustible, mas particularmente entre los híbridos.
La Historia de los Híbridos
Casi todos saben que el Toyota Prius, es el vehículo híbrido más vendido del mundo, con más de 10 millones de unidades vendidas alrededor del planeta.
Pero el Prius no fue el primer híbrido que llegó el suelo estadounidense. Ese honor pertenece a la Honda Insight, que aterrizo en los concesionarios estadounidenses en diciembre del 1999.
Con un diseño tipo hatchback económico, la primera generación de Insight tenía dos puertas y cubrió los arcos de la rueda trasera para una mejor aerodinámica, pero con un gusto espantoso. Tenía dos asientos, dos puertas y un diseño tonto.
Debajo del capo traía un motor de tres cilindros de 1,0 litro asistido por un motor eléctrico que le permitió que Insight aumentar a 53 mpg combinado en el ciclo EPA.
Mientras que el Insight cumplía con la promesa de ser extremadamente eficiente en el consumo de combustible, el dudoso hecho de que no podía manejar más de dos personas y sólo estaba disponible con una transmisión manual, dificultaba la aceptación en Norteamérica.
El modelo automático (CVT) llegó un año más tarde, pero para entonces ya era demasiado tarde, porque el Toyota Prius debutó y entregó más de lo que la gente quería, catapultando al Insight al fracaso.
La llegada del Prius, la agonía del Insight
Con la llegada del Toyota Prius, este ofreció una gran economía de combustible, espacio de carga y un asiento trasero que estaba bien embalado.
Al igual que el Insight, el Prius usó un motor híbrido, pero sólo se clasificó para 41 mpg combinado por la EPA.
Pero el consumidor dejo de lado la poca diferencia en consumo, y eligió el Prius sobre su rival de Honda, gracias a las puertas adicionales de Toyota, sus cómodos asientos y el espacio de carga utilizable.
El fracaso del Insight demostró que los consumidores no estaban dispuestos a renunciar a la practicidad ante la economía de combustible.
El Toyota Prius hizo hacer valer su producto de primera generación en 2001, y demostró que híbridos pueden ser vehículos de ventas calientes. Luego respaldó esa declaración con el modelo de segunda generación en 2004.
Al Insight no se lo toco hasta 2009, pero ya era demasiado tarde para que pueda ganar cuatro puertas y espacio de almacenamiento. El daño ya estaba hecho, y ya había dejado de ser un auto práctico para la mayoría de los compradores.
Para peor, cuando Honda finalmente entregó su Insight de segunda generación en el mismo formato, simplemente no era tan bueno como el Prius en la zona que más importaba a la competencia, la economía de combustible.
El Prius de segunda generación promedió 46 mpg, mientras que la segunda generación del Insight llegó sólo a 42.
El Insight termino de llegar tarde a la fiesta de los híbridos, con la receta para el desastre, y tuvo que ser fue descontinuado en el 2014, ya que fue incapaz de mantenerse al día con las ventas del Prius
Pero la fiesta no termino para el Prius, que todavía se enfrenta a una fuerte competencia, y con sus ventas disminuyendo desde el 2008, cuando logró vender más de 180.000 unidades en los Estados Unidos.
La estabilidad de los precios de la gasolina ha hecho que los sedanes híbridos ya no sean una prioridad. La entrada de SUV compactos híbridos esta siendo para el Prius un reto bastante difícil de poder superar.
Por lo pronto, el Prius sigue siendo el rey, con la buena salvedad que su valor de reventa es de los primeros en el mercado, pero con una competencia que no estaba en sus libretos, durante su prolongado reinado.