por Omar Fuertes Rizzo
Las 24 Horas de Le Mans es una de las carreras más duras del automovilismo mundial y supone un reto físico y mental para mecánicos, ingenieros y, por supuesto, pilotos.
Estos últimos siguen un completo plan de entrenamiento y nutrición para afrontar una prueba extenuante.
Una parte importante de la preparación para la carrera es la alimentación, que proporciona al piloto el «combustible» suficiente para acometer cientos de kilómetros sobre el vehículo en unas condiciones muy exigentes.
No olvidemos que en las 24 Horas de Le Mans un piloto puede llegar a disputar el equivalente a más de siete carreras de Fórmula 1en una sola jornada.
Los pilotos oficiales de Porsche cuentan con el apoyo de un equipo de fisioterapeutas y nutricionistas, que les acompaña y recomienda qué han de comer para que su cuerpo tenga los nutrientes necesarios con los que soportar la tensión, las altas temperaturas, la velocidad y la exigencia física de esas agotadoras 24 Horas de Le Mans.
Una ‘sede’ de Porsche en el corazón de Le Mans
Porsche cuenta con unas excelentes instalaciones, de 660 m2, en el Circuito de La Sarthe, donde recibe a invitados y prensa durante la semana de carrera, y que son la sede para el personal del equipo y los pilotos en las 24 Horas de Le Mans.
El hospitality puede acoger a 198 personas sentadas y está gestionado por empleados Porsche Motorsport.
Permanece siempre abierto durante las 24 Horas de Le Mans, y este año se hará un intenso seguimiento de la actuación de los diez Porsche 911 RSR participantes en la carrera. En dichas instalaciones, el chef de Porsche se encarga de la elaboración de la comida que van a tomar los pilotos antes y durante la carrera.
Los días previos a la celebración de la prueba, los cocineros de la marca preparan un buffet temático, basándose en los gustos de los pilotos.
Por ejemplo, habrá una noche dedicada a la comida italiana, pues uno de ellos, Jörg Bergmeister, es un enamorado de la pizza y la pasta. También hay un menú especial influido por las preferencias de otro piloto oficial, el francés Kévin Estre.
En él se encuentran platos típicos de su tierra, como la sopa de cebolla, el bœuf bourguignon, unas sardinas con ratatouille acompañadas de queso reblochon y crema de calvados o una quiche lorraine.
Dieta rica en hidratos de carbono
La dieta de los participantes en las 24 Horas de Le Mans gira en torno a la ingesta de hidratos de carbono y de grasas saludables, dos fuentes de energía clave.
Los carbohidratos se almacenan en forma de glucógeno en el músculo y el hígado, dos partes del organismo cuyo funcionamiento es crucial para la liberación de la energía mientras se realiza una actividad física. El hígado regula la concentración de glucosa en sangre con la que se alimenta al cerebro de forma regular. A través del glucógeno almacenado en los músculos, se abastecen las necesidades de estos durante la realización del esfuerzo.
A lo largo de la carrera, los pilotos se alimentan de una forma especial, que depende principalmente de cuánto tiempo van a tardar en volver a subirse al coche.
Esto es muy importante para que la digestión no interfiera en su turno de conducción, pues provocaría una fatiga con la que es muy difícil mantener un rendimiento y concentración óptimos. Una vez se acerca el final de la tanda del piloto al volante, el equipo contacta desde el box con el hospitality y decide lo que el conductor va a comer.
La petición que más se repite es noodles, que a veces van acompañados de salsa de tomate. Y nunca se le da de comer a un piloto un plato que no haya probado antes, para evitar posibles alergias y comidas a las que su estómago no está acostumbrado.
Además de la comida, la hidratación juega también un papel fundamental ante las altas temperaturas (en torno a 30 grados) que habitualmente acompañan a las 24 Horas de Le Mans, y que dentro del habitáculo se ven incrementadas por el calor que desprende la mecánica, al que se añade el del mono y el casco.
Para evitar la deshidratación, todos los coches disponen de una botella de aproximadamente un litro de capacidad rellena con una bebida isotónica.
Y es que cuando se suda mucho después de una actividad deportiva intensa, el agua pura no es suficiente para rehidratare, porque los músculos necesitan potasio y sodio para funcionar correctamente. Las bebidas estimulantes o con cafeína están completamente desaconsejadas.