Porque Fiat Chrysler y Renault pudieran crear una riesgosa mega fusión

Fiat Chrysler Automóviles (FCA) y Renault, están preparadas para crear el mayor grupo de autos del mundo, y esto ha sido bien recibida por los analistas.

Pero la amenaza de los cierres de fábricas, los ahorros de costos que tienen dificultades para emerger y las complicaciones de hacer viable un conglomerado difícil de manejar, es parte de los principales riesgos que tomara esta delicada fusión.

La semana pasada, Renault acordó examinar la propuesta recibida de FCA para fusionar los dos en una nueva compañía de propiedad conjunta 50/50, con sede en los Países Bajos y con ventas anuales de 7.95 millones de unidades.

La fusión, conocida internamente como Proyecto Newton, promete solucionar cualquier problema para FCA y Renault.

Pero también plantea serias dudas sobre la continua alianza de Renault con Nissan y Mitsubishi, que ya está bajo presión debido a la renuencia de Japón a integrarse más y al encarcelamiento del ex presidente ejecutivo de la alianza, Carlos Ghosn.

Agregando los socios de la alianza de Renault, Nissan y Mitsubishi, y la producción combinada del grupo será de 15 millones de unidades por año, lo que es 5 millones más que el Grupo Volkswagen o Toyota.

Las ventajas para Fiat incluyen el acceso a plataformas que le permitirían devolver una gama completa de modelos a su disminuida línea, la oportunidad de llenar sus fábricas vacías y el acceso a la experiencia en autos eléctricos. A su vez Renault, podría ingresar al mercado de lujo a través de Alfa Romeo y Maserati, dos socios de FCA.

FCA publicó un documento en el que se exponían los posibles beneficios financieros de la fusión, que, enfatizó, «no se basan en el cierre de plantas, sino que se logran a través de una inversión de capital más eficiente en plataformas comunes de vehículos globales».

Se pronostica que se ahorrarán más de 5 mil millones de dólares cada año a través de recortes en las compras y manufactura, aunque FCA predice que los costos de implementación acumulados del primer año, retrasará los ahorros hasta el segundo año.

Aunque lograr un ahorro de 5 mil millones  sin un cierre significativo de la planta puede ser difícil, dicen los analistas.

Las fábricas de Fiat ciertamente necesitan una inyección de nuevos modelos que se vendan en volúmenes más grandes, ya que las plantas de Fiat están operando a un promedio del 50% de su capacidad, un nivel ineficiente y muy por debajo del 80% requerido partir en partes iguales.

Para Fiat, la fusión podría ser el salvador de sus plantas italianas, al aumentar su gama de modelos que actualmente está centrada en cinco: el 500, Panda, Tipo, 500X y 500L, y solo dos de los cuales son de fabricación italiana.

El desafío de esta fusión es lidiar con la marca Fiat, ya que arreglarla podría llevar mucho tiempo, aunque, esto podría ser un salvavidas para la marca muerta Lancia, y la inversión para una nueva ola de modelos para Alfa Romeo y Maserati puede ser más fácil de encontrar.

Renault verá la posibilidad de obtener finalmente algunos ingresos de los Estados Unidos como algo irresistible, especialmente cuando el rival francés PSA prevé un regreso a América del Norte.

FCA y Renault consideran que la electrificación y la tecnología de conducción autónoma son el nuevo campo de batalla para la inversión. FCA tiene un liderazgo en auto-conducción, Renault en electrificación.

Fiat está tratando de ponerse al día en la electrificación. Se ha comprometido a construir el concepto Centoventi de este año para un nuevo Panda como EV desde 2021/22 y revelará el automóvil de producción en marzo del próximo año.

No nos olvidemos que los ejecutivos del lado de Chrysler también pueden tener malos recuerdos de la fusión con Daimler, que fracasó en 2007.

La historia se repite

Es difícil de creer, pero Renault una vez fue dueño de Jeep. En el 1979 y Renault se expandió en los Estados Unidos con una inversión de $ 350 millones para una participación del 47% en American Motors (AMC), mejor conocido por sus extraños autos, pero menos conocido por el Jeep.

Jeep había sido propiedad de AMC desde 1970, pero el nuevo propietario francés veía a los 4×4 como un nicho especializado. Renault estaba más interesada en las fábricas de automóviles de AMC en los Estados Unidos y Canadá.

AMC y Renault comenzaron con un acuerdo de comercialización para el Renault 5, vendido como Le Car, pero expandieron el rango a mediados de los años 80 con versiones construidas localmente del 9, 11, 21 y 25.

Sin embargo, en 1987, los problemas de calidad afectaron a las ventas y AMC fue rescatada por Chrysler con una compra de 600 millones de dólares liderada por el jefe en ese momento, el carismático Lee Iacocca.

Iacocca quería que Jeep y especialmente el «XJ» de Cherokee, desarrollado bajo la propiedad de Renault, se lanzara en 1983 y cuyo cuerpo de tres puertas se vendiera bien comercializado como un «SportWagon».

Finalmente el Cherokee fue el primer SUV, con la ayuda de Renault que pudiera volver con la marca si esta mega fusión se de.

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