El 6 de octubre de 1966 vio la inauguración de la 53ª edición del “Mondial de l’automobile de Paris”, donde el nuevo Maserati México, considerado uno de los mejores autos GT italianos de todos los tiempos, hizo su debut.
El México, diseñado por Vignale, era un automóvil exquisito con líneas elegantes e inmaculadas: era un elegante coupé 2 + 2 en puro estilo Maserati, pero con un poderoso corazón deportivo.
De hecho, debajo de su capó ocultaba la versión de carretera del motor de carreras derivado del 450 S.
Fue el tercer modelo de Maserati en utilizar esta unidad de propulsión, después del Quattroporte y el 5000 GT.
Entre las hipótesis sobre cómo este automóvil llegó a ser nombrado como el país centroamericano, se dice que un importante cliente mexicano había comprado un 5000 GT Allemano que perteneció al presidente mexicano Adolfo López Mateos en 1961, y lo trajo a Módena para ser reparado después de un accidente.
Mientras visitaba la histórica planta de Viale Ciro Menotti, el cliente aparentemente quedó tan impresionado por el prototipo diseñado por Vignale que insistió absolutamente en comprarlo, hasta el punto en que la carrocería se transfirió al chasis de su 5000 GT. Se dice que esta serie de coincidencias llevó a la elección del nombre “México” para el modelo futuro.
Desde su lanzamiento, el coche estaba equipado con un V8 de 4,2 L de 260 CV y una velocidad máxima de 240 km / hy un V8 de 4,7 L de 290 CV, capaz de propulsarlo a una velocidad máxima de 255 km / h.
El Maserati México impresionó tanto con el estilo como con el equipamiento, que incluía, de serie, asientos de cuero, elevalunas eléctricos, tablero de madera, aire acondicionado y frenos de disco delanteros ventilados servoasistidos. La transmisión automática, la dirección asistida y la radio estaban disponibles como opcionales.
El interior se describió como «un salón de estilo italiano», que expresa la identidad italiana y la artesanía característica de Maserati.
Hoy, al igual que hace 55 años, Maserati continúa fabricando autos icónicos que dan forma a la historia del automovilismo y establecen puntos de referencia para el segmento de lujo.
El México representó excelencia, diseño y potencia, valores que aún se encuentran en todos los modelos Trident.