Nos ha dejado u grande del automovilismo mundial el británico Stirling Moss, un excelente piloto que fue laureado con 16 victorias en Grandes Premios entre 1955 y 1961 sin haber proclamado nunca campeón del mundo de Fórmula 1,
Llamado el «campeón sin corona» del automovilismo, el británico Stirling Moss,, falleció a los 90 años. «Simplemente cerró los ojos» tras una larga enfermedad, declaró Susie Moss a la agencia británica PA.
El presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), Jean Todt alabó en Twitter la memoria «de una verdadera leyenda del deporte del automóvil que es para siempre entre nosotros».
Eclipsado por el argentino Juan Manuel Fangio, Moss finalizó segundo del Mundial en cuatro ocasiones (1955, 1956, 1957 y 1958), y otras tres fue tercero, sin lograr nunca alzarse con el título, lo que valió su apodo.
En 1962 se vio obligado a poner fin a su carrera como piloto luego de un violento accidente en el circuito británico de Goodwood que le provocó un mes en coma y seis meses con parálisis en el cuerpo.
Su carrera en la Fórmula 1 estuvo a caballo entre el final de la época gloriosa de Fangio y los inicios de Jim Clark, lo que le privó de mayores éxitos.
Resistencia y velocidad
Pero la trayectoria deportiva de Sir Stirling -recibió el título honorífico en 1999- no se limitó a la F1. Resistencia, carreras de montaña … en su palmarés lucen 212 victorias en 529 carreras disputadas en total.
Moss conquistó las 24 Horas de Le Mans en 1956 para Aston Martin y se hizo con una victoria mítica en las ‘Mille Miglia’ en 1955 con Mercedes-Benz.
Aquel día, junto a su compañero el periodista inglés Dennis Jenkinson, superó a Fangio, el argentino también con Mercedes, al término de 1.600 kilómetros en cerca de 10 horas de carrera.
La imagen de su rostro ennegrecido por el polvo y el aceite en la que se perfila la silueta de sus gafas es una de las más icónicas del automovilismo.
Su objetivo era ganar
Para Moss la victoria era el único objetivo. «Sé que yo era más rápido que otros pilotos que ganaron el Mundial. Pero pilotar para terminar (carreras) y sumar unos puntos no me interesaba. Algunos cambios así, yo lo vi a menudo, pero mi filosofía era diferente.
No tenía en absoluto la psicología óptima para ganar títulos, antes que nada soy un corredor «, confesaba en 2009 a la revista Motorsport.
En 1958, es su compatriota Mike Hawthorn el que se corona campeón del mundo de F1 con solo una victoria a lo largo de la temporada, por cuatro de Moss, pero con una regularidad mayor, lo que le otorga el título con un punto más que Musgo.
De gran deportividad y caballerosidad, Moss intervino para que Hawthorn recuperase su segundo puesto logrado en el GP de Portugal luego de haber sido descalificado, privándose así del título.
Su grave accidente de 1962 le postra un mes en coma. Luego de una larga convalecencia, vuelve a ponerse en mayo de 1963 al volante de un bólido para unas vueltas a la pista antes de entrar a las cajas y afirmar; «lo dejo». Había perdido sus sensaciones, parte de su agudeza visual y reflejos.
En los años 70 participa sin embargo en el rally Londres-Sahara-Múnich pero abandona en el desierto de Argelia. Un comienzo de los 80 hará una breve incursión en el campeonato británico de turismos.
Fue fiel hasta el final en su creencia en que vale más ser «un piloto que perdió perder conduciendo rápido que otro que ganó ganando lentamente».