La Gran Manzana quedo grande para un auto show que no deslumbró a nadie  

El auto show de Nueva York, no tuvo mucho que hablar, ya que no hubo deslumbrantes súper deportivos, modelos de desempeño llamativos o autos deportivos boutique. Solo fanfarria y poco ruido.

De los deportivos Porsche mostró un 911 Speedster y Nissan un GT-R de 600 caballos de fuerza, lo demás lo simple de siempre, modelos arropados con algo de nuevo diseño.

Volkswagen mostro el concepto del Atlas Basecamp, y el Tarok, una pick ups que puede desembarcar para agregar al segmento de las camionetas medianas,  Hyundai otro Crossover económico, Toyota el nuevo Toyota Yaris, que es básicamente un Mazda2 con el logo de Toyota, el Highlander.

El Nissan 370Z 50th Anniversary Edition es un automóvil deportivo antiguo con poco más que un paquete de pegatinas retro para distinguirlo.

Cadillac llevo el CT5 un sedán deportivo que, que da un paso atrás a su estilo de hace dos o tres años atrás.

Mazda se está dando varios golpes en la cabeza, con el diésel CX-5, un motor que puede funcionar fuera de Estados Unidos, pero no en el país.

Por último, Ford llevo sus periodistas amigos a mostrar el Escape copiando la nariz de Tigre de Kia, y Lincoln con otros periodistas amigos mostrando el Corsair, un nombre que muy pocos americanos podrán pronunciar, sobre la misma base del Escape con algo más de lujo.

A medida que el internet se va a adueñando de los nuevos compradores americanos, los autos shows van perdiendo público y credibilidad, y muchas marcas están viendo esta tendencia y ya no es tan importante la presentación de sus productos en estos eventos.

 

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